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viernes, 18 de julio de 2014

Educarles sin miedo al fracaso

Muchos de nosotros no queremos que nuestros hijos fracasen en ningún campo de su vida: escolar, emocional, personal, ... Pero el fracaso forma parte del aprendizaje. Los fracasos que mis hijos pueden tener ahora mismo son pequeños, pero no por ello menos importantes.


Los errores nos permiten aprender y los fracasos nos hacen cambiar las experiencias, para que la próxima vez que hagamos algo escojamos otras estrategias para hacerlo y así no fracasar de la misma manera. Así que el fracasar en sí mismo no es algo negativo, sino que lo negativo es el cómo encajamos en nuestras experiencias el propio fracaso, y poder encontrar la manera positiva de solucionar algo en concreto encontrando el fin positivo a todo.

En general los juegos y aprendizajes de mis propios hijos son a través del juego y de las relaciones interpersonales. El fracaso tiene unas consecuencias positivas hacia un aprendizaje significativo. Mi hija por ejemplo busca y rebusca estrategias para terminar los puzzles en casa. Le encanta hacerlos (50, 80, 100, 150 piezas) pero para realizarlos de forma exitosa tiene que tener "fracasos" al ver que una pieza que ha cogido no la puede encajar con otra que ya tiene colocada. Es entonces cuando tiene que buscar otra para poderla colocar en el sitio adecuado. Al final los termina y se siente orgullosa de su éxito.

Los fracasos del enano son menores, el tener que subir o bajar una escalera sin ayuda es un reto para un niño de 1 año y medio. Pero para aprender tiene que caerse, volverse a levantar y buscar el porqué se ha caído, para en el próximo escalón no volverse a caer.

No recrearnos en el fracaso más de lo que sea suficiente, ya que provoca sentimientos y emociones negativas para que sean ellos mismos y autosuficientes para resolver el reto. Lo importante es ver la parte positiva al fracaso, como una cosa normal en su vida.

Algunos "consejos" para liberarlos del miedo al fracaso son:
- No sobreproteger a nuestros hijos delante del fracaso.
- Saber buscar el porqué del error.
- Hacerles ver que el fracasar nos hace fuertes y nos abren la mente para buscar las estrategias alternativas. Nos hacen creativos y con la mente abierta. Nos enseña a ser personas estratégicas.
- Les capacita para enfrentarse a la madurez fuerte ante las adversidades.
- Les hace reflexivos: ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué ha pasado así?, ¿Cómo puedo solucionarlo?, ¿Qué capacidades tengo para poder superarlo?, ¿Sé solucinarlo por mi mismo?
- Los mayores también fracasamos y eso deben verlo ellos.
- El castigo y las reprimendas no ayudan a superar los fracasos. Con ellos temerán al fallo y no serán capaces de afrontar la realidad. Vivirán en una mundo ficticio y no serán creativos para buscar las estrategias oportunas para buscar la solución.

Así que no temamos a fracasar y enseñémosles desde muy pequeños cómo pueden hacer las cosas, una vez ellos lo hayan probado y si son ellos mismos los que nos piden ayuda. No adelantemos el fin, dejemos que experimenten a través del juego y de las experiencias.

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