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jueves, 8 de noviembre de 2012

24 horas...

Este es el tiempo que ha vivido el hijo de unos amigos nuestros: 24 horas. Nació el lunes y murió el martes. 

Estoy muy triste y abatida a la vez. Con la noticia de su fallecimiento nos fuimos a dormir ayer por la noche, y eso de dormir lo digo por decir algo. Nos llegó por un mail que envió su tío ayer por la noche y desde que supe la fatídica noticia no pude contener las lágrimas, ni dejar de pensar en ellos. 

Nuestros amigos viven fuera de España y por eso se nos hace más difícil entender y poder asumir tal trance. Sus respectivos padres y familiares supongo que no llegaron a tiempo para pasar esto juntos ya que fue todo muy repentino. El no poder estar a su lado en estos momentos, ni poderles dar un abrazo bien fuerte, es un impedimento enorme, pero desde aquí les enviamos todo nuestro calor, oración y apoyo que necesiten. No me puedo imaginar cómo se sentirá la madre, que aun ingresada por el parto y sus "daños colaterales" y que le digan que su hijo ha muerto. Y el padre que se tiene que hacer cargo de todo aun teniendo esa pena metida en el cuerpo... Un padre no tendría que enterrar a su hijo.

Ellos ya sabían que esto podía pasar ya que en la semana 12 de embarazo, al feto ya le detectaron  problemas físicos y psicológicos muy severos. Ahora mismo no me acuerdo del nombre de la enfermedad que le dijeron que padecía, pero si que le dijeron que no sabían si nacería y que si lo hacía lo más seguro es que no llegara a la semana de vida... y así ha sido. Los padres decidieron tirar adelante con el embarazo pese a tan malas espectativas. ¡Muy valientes! Si soy sincera yo en su caso no sé que hubiera decidido. Por una parte tienes la esperanza de que los médicos se equivoquen, pero por otra te encuentras con la cruda realidad.

No puedo evitar que se me sigan cayendo las lágrimas mientras escribo esta entrada. Un pensamiento: Quered y cuidad mucho a vuestros hijos, y cuando os enfadéis con ellos porque hacen alguna trastada, o no os escuchan, no comen o por lo que sea, pensad que os enfadáis porque están vivos. Disfrutad de cada momento que podéis pasar con ellos, ya que no todo el mundo puede disfrutar de esta sensación. Saboread al milímetro todas esas miradas, caricias, juegos, besos, abrazos y todos los momentos que podéis compartir con ellos.

El lunes se encendió una vela de esperanza, justo un mes antes de la fecha prevista de parto y con 1 Kilo 500 gramos escaso de peso. 

El martes se encendió una estrella en el cielo. Un ángel más está ahora allí arriba para cuidarnos a todos. 
¡¡¡Te queremos T!!! 
¡¡¡Os queremos familia!!!

2 comentarios:

  1. siento muchisimo esto, de verdad que no hay palabras de consuelo ahora.

    Tan solo me quedo con las últimas frases que has escrito, son preciosas.

    Mucho ánimo y mucha fuerza para seguir adelante.

    un abrazo

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