Pages - Menu

martes, 16 de abril de 2013

Las piernas cortas...

... de las mentiras.

Odio las mentiras y sobretodo que me mientan. Pero cosas de la vida, uno de los mis mejores amigos es un mentiroso compulsivo y me repatea los higadillos. 

Nos conocemos desde que teníamos unos 15 años y 20 años después nos sigue mintiendo. Durante todos estos años nos ha ido soltando barbaridades como que tenía Sida, luego que se había comprado un piso que nos alquilaría gratis a mi marido y a mi cuando nos casamos, que se había comprado un coche, ... Todo cosas materiales, para aparentar o cosas físicas suyas para ser el centro de atención en el grupo de amigos. Pero esta última ha sido como una bola de nieve que cada vez se hacía más grande y que no sabía cómo salirse de ella.

Nos dijo hacía un tiempo que se había comprado un piso, después de haber roto con su pareja, ya que no quería volver a casa de sus padres. Esta vez lo dijo tan convencido y tan seguro que al principio todos pensamos que era verdad, e incluso nos dio la dirección excata, calle, número y piso, pero una semana por una cosa la siguiente por otra, no llegamos a coincidir. Siempre tenía una excusa y durante el último mes y medio cada viernes quedábamos para ir y nunca podía ser.

Pero creo que el el fondo nuestros amigos y nosotros mismos queríamos creer que era verdad, aunque percibíamos que era mentira. Hasta que llegó el viernes pasado y... oh! sorpresa nos dice que no nos lo puede enseñar porque se tiene que ir a no sé dónde porque el caballo se su primo se había muerto... Entonces ya estallaron todas las alarmas y con un grupo de whatzapp nos pusimos todos los amigos a comentar la jugada, y decidimos que lo mejor era hablar en persona con él.

Mientras escribía los whatzapp, recibí una llamada suya en la que me aseguró que no era mentira y que nos demostraría que era verdad que tenía el piso y que se había muerto el caballo. A lo que le contesté que quería y deseaba que fuera verdad, que lo más fácil para mi era llamar a sus padres para prenguntarles por el piso, pero quería que fuera él el que dijera la verdad. Al cabo de poco puso un whatz diciendo que todo era mentira y que quería hablar con nosotros.

Todos muchas o pocas veces hemos dicho una mentira piadosa, de seas que nadie más sabe y sin involucrar a nadie, como cuando mi madre me hace un pastel incomible y le digo que está bueno o que no me he tirado un pedo cuando este huele que apesta jajajajaaa...

Creo que le perdono porque las mentiras no nos afectan en algo importante de nuestras vidas y porque siendo cristiana creo en el perdón y en dar más oportunidades, pero como le dije cuando hablamos y pusimos las cosas claras: esta vez estoy en tu mismo barco y remaremos juntos, pero a la próxima me tiro por la borda y te quedas navegando solo, sin rumbo ni compañía. Ahora no es solo por nosotros, sino por nuestros hijos. No quiero tener ese ejemplo de las mentiras a su lado.

Se ha propuesto ir a un psicólogo que le ayude a controlarse y con nuestra ayuda empezar un nuevo camino, dejando atrás todo lo pasado.

A ver si es VERDAD!

2 comentarios:

  1. Jolines, lo de tu amigo es grave...realmente necesita ayuda! (y vosotros mucha paciencia, buf...).
    Besos!

    ResponderEliminar
  2. Hola Mo!
    La verdad es que si, y mucho. Pero le intentaremos ayudar...

    Besotes guapa!

    ResponderEliminar