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jueves, 4 de abril de 2013

¡Cómo hemos cambiado!

¡Hola amiguitos y amiguitas de la blogesfera!

Primero de todo explicar que he dejado de escribir durante una semanas porque, estaba insegura, me sentía triste y las dudas me invadían. ¿Lo hago bien? ¿Sobreprotejo al pequeñajo y desprotejo a la peke? ¿Sigo con la leche materna o cambio a la de fórmula? ¿Les dedico el tiempo suficiente a los dos por igual? ¿He dejado de atender al bicho para ir a mi bola, mis normas, mis cosas,?... y un sin fin de preguntas que con una sola frase se despejaron, como si de un nubarrón se tratara.

Os cuento lo que sucedió. Fui a la visita de la revisión que hace la enfermera de los cuatro meses del enano y ella fue la que me dijo que tenía muy mala cara. Que a ver si me encontraba bien. Y como todas somos un poco presumidas, pues la verdad hice un clic en la cabeza ya que no nos gusta que nos digan que no tenemos buena cara. Le dije que estaba hecha polvo, que el enano me tenía frita por las noches ya que se despertaba cada dos por tres, y que yo de cansancio me dormía con él en la cama, con la intención de al menos poder dormir un rato, aunque fuera una hora. Que durante el día lloraba y lloraba cuando le dejaba solo y que apenas podía hacer nada. 

Y ella me dijo que aunque intentemos ser unas súper mamás, que no lo podemos ser eternamente y que necesitamos descansar igual que los otros miembros de la familia. Que si una noche se tenía que levantar el papá para darle un biberón que no dejaba de ser menos madre.

Todo esto me llevó a pensar y reflexionar mucho... pero mucho. En resumen, os cuento que el enano ha pasado de dormir en nuestra habitación a dormir en su cuna y en su habitación; de tomar leche materna a demanda a tomar leche de fórmula con cereales; de despertarse no sé cuántas veces por las noches a un biberón sobre las 21, otro a las 2:30 más o menos y el siguiente ya a las 9 de la mañana. Increíble! Yo estoy más descansada y de mejor humor, cosa que repercute directamente en la peke y el bicho.

Lo que la verdad me ha costado mucho, pero muchísimo, y aún hay momentos en los que me entran las ganas de llorar es que el enano ya no toma leche materna,... No es que me sienta menos madre o más madre por darle, pero es una sensación que las mamás que habéis dado pecho lo entenderéis. Pasa de alimentarse exclusivamente de lo que produces para él a la leche de fórmula con cereales. Y lo que más me jode hablando mal y rápido es que me digan: "Claro, es que este niño pasaba hambre. Tu leche no debía ser buena". ¡Coño! ¡Qué puñetera rabia! No hay leche buenas, ni leche malas. A lo mejor es que necesitaba su espacio, su tiempo, volverse mayor y yo tranquilizarme, todo sea dicho de paso...

2 comentarios:

  1. lo que importa es que estéis bien,haces lo que toca, si una madre no está al 100% (por no decir al 200%) quieras o no, algo se acaba notando,felicidades manada!

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  2. Gomi!

    Cuánto tiempo, me alegro mucho, pero mucho de verte por aquí. La verdad es que era un mal estar genaralizado y muy mal rollito a parte del cansancio acumulado.

    ¿Cómo sigue tu Gomi?

    Besitos y ahora te visito!

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