Por mi corta experiencia como madre de dos pequeños, una de tres años y otro de un año, no puedo ir dando lecciones de cómo ni cuando castigar y si hacerlo o no. Pero lo que si puedo decir es que en casa no castigamos. Lo que usamos es la técnica del tiempo fuera, es decir apartar a la peke del sitio en el que ha hecho algo fuera de lugar y le decimos el porqué está ahí.
A muchos no les gustará este método, o dirán que no sirve de nada, pero creo que lo que realmente no sirve de nada es pegar, gritar o castigar sin hacer algo sin explicar el porqué. Y muchas veces sin ser firme en lo que se ha castigado. Lo que es verdad es que lo que le va bien a un niño no tiene porqué irle bien a otro, pero a nosotros nos funciona.
Tenemos que pensar en las consecuencias del castigo ya que la consecuencia nos incluye a nosotros o a nuestros planes, pues nos castigamos a nosotros mismos. Por ejemplo: pues si no te portas bien no vamos a la playa! (Cuando es nuestra manera de liberarnos de la rutina, y una manera de cansarlos). O aquellos que dicen pues aquí castigado y sin moverte, pero no le dan ninguna explicación del porqué están ahí y no cumplen con el estar.
Todo esto me viene porque el otro día estando con mis ahijados (uno de siete y el otro de cuatro años) veía que el que incitaba al desorden era el mayor, pero que lo hacía de una manera tan sutil, que se llevaban las broncas los dos pequeños, mi hija y el de cuatro. Pues mi hermana pilló al mayor literalmente por la oreja y se lo llevó fuera de la zona de juego y sin darle explicaciones le dijo gritando: aquí sin moverte! La consecuencia de eso fue un niño vacilón que se reía en la cara de mi hermana y que encima no entendía el porqué de estar fuera de juego, añadiéndole a esto que cuando él quiso volver a jugar lo hizo... Manda cojones!
También tengo que añadir a esto que he estado mirando muchas, pero que muchas páginas web y libros en los que hay opiniones muy diversas sobre lo que hay que hacer en caso de que se porten mal los niños y he ido tomando nota, como cuando íbamos al cole jejejejee, y he sacado las siguientes conclusiones:
- Castigar NO! Me explico. Un castigo sin refuerzo positivo no sirve de nada. Los castigos deben ser puntuales y la consecuencia de algo realmente que esté mal, no la técnica fácil para apartar a los niños de una mala actitud.
- Reforzar las buenas actitudes antes que castigar: Elogiar a los niños cuando tienen una buena actitud, ya que así repetirán la acción para que les gratifiquemos, con algo. Por ejemplo: como has hecho esto bien ahora podrás mirar más dibujos o podrás jugar con tu juguete favorito o si estamos en la calle te compro una chuche...
- Explicarle qué es lo que ha hecho mal: no dar por supuesto que los niños entienden el porqué de las reacciones de los adultos. Igual que nosotros actuamos de una manera al tener una mala actitud de su parte ellos no entienden nuestra reacción y muchas veces se quedan ojipláticos cuando los reñimos. Llegar del trabajo hecho polvo y encima tener que luchar con tus hijos para que hagas lo que les pides no es bueno, ni para los hijos ni para los padres.
- Ponerse de acuerdo con la pareja: no vale que uno de los dos piense que algo no se puede hacer y el otro diga yo si te dejo hacerlo. O que uno castigue y el otro levante el castigo. Tampoco vale que delante de los niños se discuta sobre las acciones que toma uno u otro. Dejarlo para cuando no estén los niños delante.
- Hablar y consesuar: Las decisiones deben ser habladas. No por ser padres tenemos la razón absoluta. A veces nos duele ver cómo nos hemos equivocado y por no querer volver atrás porque ellos son pequeños y no se enteran... Pues se enteran de todo y mucho más de lo que nos creemos. Tenemos que llegar a acuerdos con ellos y sobretodo marcando pautas. Hay tiempo para todo, para jugar, para hablar, ver la tele, hacer deberes... lo que queráis, pero cuando hay que hacer algo y se tiene que hacer si o si pues deben saber el porqué de las cosas. No es porque si, sino que es por algún motivo y ellos por muy pequeños que sean tenemos que explicarle las cosas.
- Hablar y consesuar: Las decisiones deben ser habladas. No por ser padres tenemos la razón absoluta. A veces nos duele ver cómo nos hemos equivocado y por no querer volver atrás porque ellos son pequeños y no se enteran... Pues se enteran de todo y mucho más de lo que nos creemos. Tenemos que llegar a acuerdos con ellos y sobretodo marcando pautas. Hay tiempo para todo, para jugar, para hablar, ver la tele, hacer deberes... lo que queráis, pero cuando hay que hacer algo y se tiene que hacer si o si pues deben saber el porqué de las cosas. No es porque si, sino que es por algún motivo y ellos por muy pequeños que sean tenemos que explicarle las cosas.